Peter Land. Hasty Departure (Salida precipitada)

Fechas
Comisariado
Montse Badia
Hasty Departure (Salida precipitada) Peter Land 15 de abril - 5 de junio de 2005 El registro de hechos y, sobre todo, su repetición son una constante en el trabajo de Peter Land (Aarhus, Dinamarca, 1966). Con ello, el artista se propone reflexionar sobre las condiciones básicas de la existencia y buscar sentido en actos que parecen no tenerlos. El artista se graba en situaciones extrañas, y a menudo grotescas, por lo que la caricatura extrema contribuye a la definición más clara de los temas que afronta. Sus vídeos, dibujos e instalaciones suelen mostrarlo en procesos obsesivamente repetitivos y condenados al fracaso: vestido como un showman de televisión pasado de moda que inútilmente intenta sentarse en un taburete, mientras cae una y otra vez (Pink Space, vídeo, 1995); intentando pintar el techo de una habitación encaramado a una escalera plegable, sin poder evitar caer una y otra vez (Step Ladder Blues, vídeo, 1995); protagonizando sueños extraños que lo ponen en situaciones tan ridículas como angustiantes (The Strange Dream Came Back Again Last Night, serie de dibujos, 1997); rodando por una escalera sin fin (The Staircase, vídeo, 1998); hundiéndose con su barca en un lago (The Lake, vídeo y fotografías, 1999). Como un Sísifo desprovisto de trascendencia y abiertamente humorístico, Land se cae, se levanta y vuelve a caerse sin cesar, y se enfrenta a sus miedos, en un intento permanente de superación. El propio artista ha declarado en alguna ocasión: «Supongo que, en mi obra, a través de la grabación de actos y su repetición, trato de reflejar algunas de las condiciones básicas de mi propia existencia y quizá conferir una especie de sentido aparente a lo que no lo tiene. Quizá este sentido consiste en poner al descubierto lo que no tiene sentido (…). Gran parte de mi obra se centra en la desilusión; la impresión de que el sentido se te escapa cuando más lo necesitas: cuando crees que has entendido el mundo tal como es y que has situado las cosas en la perspectiva correcta, de repente pasa algo que estropea esa sensación. Tu mundo se derrumba y debes volver a empezar». Al situarse personalmente en situaciones que evidencian diferencias en lo que respecta a las normas de la sociedad, el artista intenta revisar o renovar la percepción de sí mismo o el sentido social de su empleo. De nuevo, nos lo cuenta: «En toda mi obra, trato de aislar varios aspectos de mi propia autopercepción. Es como si pusiera a prueba mi identidad por medio de reflexiones consistentes en grabaciones de mí mismo en una serie de situaciones escenificadas. A menudo estas situaciones son grotescas, caricaturizadas o llevadas al extremo, en un procedimiento para aislar y ampliar el tema, cristalizarlo y transmitirlo con la mayor claridad posible para mí mismo y para un público eventual. Considero que llevar las cosas al extremo es una manera de enfocarlas, o, como dijo una vez el pintor danés Asger Jorn, “O se llega a los extremos o no se llega a ninguna parte”. (…) El motivo principal por el que recurro a mí mismo para aparecer como personaje en mi obra está relacionado con la idea de narración. Me sentiría incómodo si recurriera a otra persona, porque considero que mis obras son en gran medida una declaración de principios, y, si hiciera aparecer a otro, sería como poner mis palabras en boca de otra persona. Creo que difuminaría el sentido de la obra». Expresamente creada para el Espai 13, la instalación Hasty Departure (Salida precipitada), presenta una escultura que casi podríamos decir que se convierte en una forma de congelar una acción imposible y fuera de control. Podría tratarse perfectamente de una escena extraída de una película de Buster Keaton, Harold Lloyd o de los dibujos animados más absurdos y surrealistas: por el techo vemos desaparecer una pierna cogida por una mano. En el otro extremo, la mano sostiene una maleta que ha quedado abierta, cuyo contenido está esparcido por el suelo. Una salida realmente precipitada. Unas puertas de reducidas dimensiones nos invitan a atravesar un umbral que es del todo imposible para nosotros. En este caso, no podemos dejar de pensar en las historias de Lewis Carroll (por quien Peter Land se declara totalmente fascinado), así como en las ilustraciones originales de Sir John Tenniel para el libro Alice in Wonderland, que son un referente para el artista danés. Como Carroll, Land nos invita a entrar en otra dimensión donde las cosas tienen una lógica distinta a la que dictan las normas, un mundo en el que las convicciones o las creencias que creíamos sólidas se convierten en transitorias y poco fiables. Con su trabajo, Peter Land se nos aparece como un analista de nuestro presente, lúcido y melancólico a partes iguales. El artista se expone personalmente como objeto de estudio, con su cuerpo, su yo, sus miedos y dudas, para revelar la fragmentación, la dignidad y la absurdidad del hombre contemporáneo, tal y como se ve a través de las imágenes diarias transmitidas por nuestros códigos culturales y los medios de comunicación. Como muy bien afirmaban Renate Wiehager y Knut Nievers en su texto Ground-less, «Sea cual sea el lugar donde fije la mirada en su búsqueda de una “unidad” detrás del mundo cotidiano que dote a la vida de sentido, Land acaba reconociendo su propia inmanencia. No hay una respuesta definitiva para la pregunta, formulada una y otra vez y presentada como una repetición y una acción repetida a la manera de Sísifo: “¿Qué hago aquí?”». Montse Badia Marzo de 2005 Agradecimientos: Galleri Nicolai Wallner