Laura Henno. Fotografías

Fechas
Comisariado
Marie Thérèse Champesme i Pascale Pronnier
Laura Henno Del 7 de abril al 28 de mayo de 2006 Quienes ya han asistido a un eclipse total de sol recuerdan ese momento, inquietante y fascinante a la vez, que precede a la llegada de la oscuridad: los animales callan y se inmovilizan, todo parece detenerse y esperar. Ante las fotografías de Laura Henno (Francia, 1976) experimentamos una sensación similar, la impresión de que el tiempo está en suspenso, paralizado, y que en ese intervalo los seres se ven entregados a una fuerza invisible y misteriosa. En las escenas de interiores, penetramos en la intimidad de adolescentes incomunicadas con el mundo, aisladas en su ensoñación, inmovilizadas por la melancolía. En la serie Bed, Laura Henno evoca la fragilidad de estas chicas en el momento de su metamorfosis física. En cambio, en otras imágenes las chicas parecen detenidas, de repente, en pleno movimiento. Pero en ambos casos el personaje da la impresión de abandonarse al entorno, de dejarse absorber, engullir: la adolescente de Bed 1 se hunde en el edredón, y la de Bed 3 se esconde a medias bajo la cama, con la esperanza, sin duda, de encontrar refugio, mientras que el personaje de Freezing se hunde lentamente en unas aguas espesas y turbias. En estas imágenes se adivina el trabajo de la fotógrafa con sus modelos para encontrar la posición exacta en la que el cuerpo se introduce en su envoltorio para fusionarse con el entorno. En cuanto a los paisajes vacíos de cualquier presencia humana, también parecen a la espera, salvo que la vida esté escondida y no hayamos sabido descubrirla todavía. Las chicas que aparecen en las imágenes de Laura Henno se nos presentan claramente como «personajes» salidos de una narración. Pero no sabremos nada de su historia, de lo que miran, de lo que piensan. Y, a veces, ni siquiera les veremos la cara, porque nos dan la espalda o han quedado atrapadas en la oscuridad. En efecto, las fotografías de Laura Henno se han construido a menudo a partir de contrastes muy acusados de claroscuro: solo el personaje está dentro de la luz, mientras que lo que lo rodea se ha dejado deliberadamente en la sombra. Incluso cuando la escena está iluminada, como en Freezing —en que una claridad pálida cubre el paisaje de una blancura glacial—, subsiste lo que podríamos denominar «el misterio del fuera de campo», la convicción de que allí hay algo de lo que no sabemos nada y que ejerce una atracción invencible en el personaje. Sin lugar a duda, la calidad del trabajo de Laura Henno se debe a lo que constituye a la vez su inmensa modestia y su fabulosa ambición: no pretende captar, en un «instante decisivo», lo que sería la personalidad, el «alma», de un personaje, sino que sabe ir más allá de la anécdota y dejar elementos en la sombra o en el terreno de lo que no se dice, para conseguir así que se conserve intacto el misterio de los lugares y los seres.