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Miró de cerca
El día de Navidad de 1983 moría Joan Miró. No obstante, la presencia de su obra en diferentes puntos de Barcelona —el mural de cerámica del aeropuerto, el pavimento del Pla de l’Os, la escultura monumental del parque del antiguo matadero, la escultura del patio del Ayuntamiento y, en especial, la Fundació que lleva su nombre— mantiene vivo su recuerdo.
La Fundació, creada por expreso deseo de Joan Miró, no como museo estático donde admirar su obra, sino como centro de arte vivo que albergara y difundiera el arte de nuestros días, no alteró su programación cuando hace un año falleció Joan Miró, al considerar que esa habría sido la voluntad de su fundador. Sin embargo, ahora esta institución, que asumió la responsabilidad de dedicarse plenamente al arte de nuestro siglo cuando este todavía no recibía en España la atención merecida, recuerda a Joan Miró con una exposición que ocupa la práctica totalidad del edificio de Josep Lluís Sert.
En el momento de su creación, la Fundació recibió un valioso legado de Joan Miró que constituye su Colección permanente: 188 pinturas sobre tela, papel, madera y otros soportes realizadas entre 1917 y 1978, 145 esculturas, 8 sobreteixims, 2 tapices, la obra gráfica completa de Joan Miró y las casi 5.000 piezas denominadas «papeles Miró» (dibujos académicos, bocetos, dibujos preparatorios para pinturas, anotaciones y carnés).
De este fondo de incalculable valor, se han seleccionado casi 300 piezas, que ahora se exponen en la muestra Miró de cerca con el doble propósito de dar a conocer parte de las colecciones de la Fundació y facilitar las claves que ayuden al público —especializado o no— a establecer un diálogo con la obra mironiana.
Una cronología ilustrada y comentada informa paralelamente sobre el hombre y el artista. Las explicaciones que acompañan las obras ponen de relieve la importancia de cada una de ellas y las sitúan en el contexto —artístico e histórico— en el que fueron creadas. Así, se presentan obras que van más allá de lo puramente plástico, como la serie Barcelona, un agresivo y adusto comentario de Joan Miró sobre la Guerra Civil española, o el tríptico La esperanza de un condenado a muerte, pintado cuando el régimen franquista condenó a Salvador Puig Antich.
Igualmente, se ponen de relieve obras que tienen un significado especial en el contexto de la creación mironiana: la Pintura según un collage, de 1933 —en la que Joan Miró quiso superar la dificultad de organizar una composición armónica de formas y colores a partir de un collage hecho únicamente con recortes de periódico en blanco y negro—, la serie de pinturas sobre fondo blanco de los años cuarenta, las primeras litografías de Joan Miró realizadas para acompañar el libro de Tristan Tzara L’arbre des voyageurs o el autorretrato hecho con la colaboración de Marcoussis, que enseñó a Joan Miró la técnica de la punta seca.
Lo que constituye una auténtica novedad es la presentación de tres piezas inéditas, todas ellas insólitas pero características de la curiosidad que sentía Joan Miró por los materiales poco usuales en pintura o por los formatos inhabituales. Se trata, por una parte, de dos composiciones de 1936, una sobre fibrocemento y la otra sobre un fragmento de cubo metálico. La tercera obra que, íntegramente, ahora muestra la Fundació por primera vez es el makimono que Miró realizó en 1956. El makimono, característico de la pintura japonesa, suele pintarse empleando la técnica de la acuarela o la aguada, siempre sobre soporte horizontal, a diferencia del kakemono, que es siempre vertical. Ambas formas fueron adaptadas al dibujo, al grabado y a la pintura a finales del siglo pasado.
En el makimono de Joan Miró, de diez metros de largo, convergen la fuerza del grafismo, la importancia del vacío y la delicadez del soporte propias del arte oriental, tratadas con la personalidad y el inequívoco estilo de su autor.
También nos complace enormemente poder presentar en esta muestra Femme, étoile (Mujer, estrella), de 1933, una obra prácticamente desconocida perteneciente a una colección particular.
La riqueza de los fondos de la Fundació permite mostrar ahora, al conmemorarse el primer aniversario de la muerte de su fundador, nuevos aspectos del inagotable espíritu creador de uno de los mayores artistas de nuestro siglo, Joan Miró.
Fundació Joan Miró
