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Miró más de cerca
Las artes plásticas en el mundo de los ciegos
La experiencia de cualquier visitante en un museo o una colección de arte se mueve dentro de un parámetro sensorial obligatorio: los objetos deben verse, se repite el «no tocar». Este hecho conservacionista tiene cierto sentido en el mundo de la pintura, que, en ocasiones, requiere de un juego de distancias y acercamientos para poder ser apreciado visualmente. Pero no ocurre lo mismo con la escultura, en la que no solo deben ser percibidas las formas y los volúmenes, sino también todas las sensaciones que derivan del contacto táctil con los diferentes materiales que han contribuido a su creación.
Este mundo de texturas inaccesible a todo visitante es la forma primordial de aproximación a las artes plásticas que tienen las personas ciegas, para las que el «no tocar» equivale al «no mirar», «no conocer».
La progresiva sensibilización de la sociedad con la participación de las personas con algún tipo de discapacidad en las más variadas circunstancias de la vida cotidiana es un hecho constatable y creciente en nuestro tiempo. Seguimos así los criterios referentes a la integración que se desarrollan en otros países, donde la planificación y organización de las actividades escolares se hacen con niños y niñas con discapacidades dentro de las clases «normales». No se trabaja en función de ellos, sino que se organiza la actividad general de clase para que todos puedan aprender. Casi siempre es más cuestión de imaginación creadora en la incorporación de recursos que no de grandes elucubraciones o montajes.
Precisamente todo este conjunto de planteamientos y consideraciones constituye la base para la realización de esta exposición.
R. Gratacós
F. Hernández