Amat. Cuatro paisajes de fondo 1975-1992

Fechas
Comisariado
Miguel Cervantes

Amat. Cuatro paisajes de fondo (1975-1992)

Si hay alguna forma de ser o condición característica de Frederic Amat, esta es la aventura. En las horas de trabajo la frecuenta como exigencia primordial. Para él, la imaginación es –y solo puede ser– un viaje de aventura, un adentrarse en lo ignoto hasta afrontar el instante de la revelación. La notable diversidad de sus obras se explica por esa aventura reiniciada a cada paso.

La obra de Frederic Amat pertenece a la moderna estirpe de artistas que produjo a Schwitters, Cornell y Rauschenberg y que tiene como figuras más cercanas a él a Klee, Miró y Tàpies, en cuya obra prolifera una variedad matérica que encarna el resplandor de la auténtica pintura. Amat recupera tanto el material más noble como el más irrisorio y lo transfigura en materia sublimada: en pintura.

Desde luego, una de las fuentes de su creación son los viajes. Es un artista viajero. Así pues, las obras de la presente exposición se articulan en torno a cuatro ciudades donde Amat vivió durante diferentes periodos de su vida y que dejaron huella en su obra: Ceuta (1975), Oaxaca (1977-1979), Nueva York (1979-1987) y Barcelona. En cada uno de estos lugares, el arte de Amat experimentó una transformación. Los tejidos, la indumentaria y los instrumentos ceremoniales de Oaxaca se convirtieron en Nueva York en proscenios simbólicos. Objetos de uso, restos de una concepción perdida de la cultura en la que arte y vida se integraban se transformaron en espacios herméticos parcialmente oscurecidos por cortinas semitransparentes. De regreso a Barcelona, su lenguaje, sin perder el desbordamiento barroco que siempre ha caracterizado su obra, se concentró en formas cada vez más sintéticas.

Organizada conjuntamente por la Generalitat de Cataluña, el Museo Rufino Tamayo de México, el Instituto de América de Santa Fe (Granada) y la Fundació Joan Miró de Barcelona, esta exposición presenta un recorrido por la producción de Frederic Amat a través de ciento veintidós obras que abarcan de 1975 a 1992. Con todo, pese a que la exposición tiene un carácter antológico, no se ha querido caer en la trampa de la retrospectiva. Las obras seleccionadas por Miguel Cervantes, comisario de la muestra, nos hablan sobre todo de los intereses e inquietudes del artista y, a la vez, nos invitan a participar en el amplio cúmulo de ideas que podemos extraer de ellas.

Dado que esta exposición presenta por primera vez en España la obra de Amat de forma amplia, constituye no solo un periplo por toda su actividad creadora, sino también un regreso a casa.