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El Mont-roig de Miró son las raíces y sus lazos con la tierra y con la sencillez de las cosas cotidianas. Mont-roig es símbolo y es realidad, es íntimo y universal y es el punto de partida de todas las cosas.

Con motivo de la apertura del Mas Miró, la casa solariega donde el artista pasó muchos veranos, Elena Juncosa, historiadora y directora de la Fundació Mas Miró, nos sitúa —con una sensibilidad muy próxima al artista— en la atemporalidad inalterable de este paisaje emocional de Joan Miró.

Mas Miró © Fundació Mas Miró, 2018

«Simplemente, he mirado». Mont-roig, el paisaje de Miró

Mallorca, Barcelona, Mont-roig. Tres lugares esenciales que configuran un triángulo del que nace el arte de Joan Miró. Tres escenarios vitales del artista que cuentan hoy en día con sendas fundaciones que se complementan y enriquecen desde la diferencia. Barcelona, ciudad natal; Mallorca, lugar de refugio; y Mont-roig, un paisaje. Pero no solo un paisaje visual en el más estricto sentido de la palabra, sino un paisaje emocional que a su vez es fuente de inspiración y origen de su fuerza creadora.

Joaquim Gomis: Joan Miró en Mas Miró, 1946-1950 © Hereus de Joaquim Gomis. Fundació Joan Miró, Barcelona

Miró fue siempre fiel a Mont-roig y a su célebre masía, a la que en místico ritual volvía cada verano. Le unía a ella una conexión profunda y vital, física y emocional, a través de la cual Miró se erige en paradigma de cómo se puede ser universal partiendo de una realidad tan concreta como la de Mont-roig. Su fuerza emerge de los estrechos lazos que le unen a esta tierra, lazos familiares, pero también de todo lo popular y ancestral que Miró encuentra en ella y que tendrá un papel fundamental en el desarrollo de su obra y su personalidad. La larga trayectoria de Miró tiene en Mont-roig su punto de partida. Mas Miró es el lugar donde Miró decidió, en contra de los deseos de su padre, que se dedicaría a la pintura. Y aquí, en contacto directo con la tierra, aprendió a trabajar como un campesino, entendiendo que las cosas llegan lentamente a fuerza de trabajarlas y cuidarlas.

Miró puso el pie firme en Mont-roig. Uno de los primeros que identifica la importancia de esta relación es el crítico Sebastià Gasch, que recoge las palabras de Miró y le visita en su masía en octubre de 1930: «Joan Miró nos decía en cierta ocasión que para comprender plenamente a un pintor había que ir a verle a su país de origen. […] Pues bien, hay que ir también a Mont-roig, a ese país claro y limpio, lavado, donde las hierbecitas y las hojitas, los árboles y las montañas, se recortan con perfiles incisivos sobre un cielo eternamente azul, sin atmósfera, para amar sin reservas la pintura precisa y penetrante, fuerte e intensa, de Joan Miró».[i] Y describe su taller lleno de pequeños y estrafalarios objetos (el inicio de sus assemblages), en esa habitación del primer piso que utilizó antes de construirse un taller junto a la masía para trabajar la escultura en pleno campo a finales de los cuarenta.

Joaquim Gomis: Taller del artista en Mas Miró, 1946-1950 © Hereus de Joaquim Gomis. Fundació Joan Miró, Barcelona

La complejidad de Miró se simplifica en Mont-roig. Mas Miró es un lugar excepcional porque recoge toda la trayectoria vital y artística del pintor. Allí vuelve cada año, como una religión, desde 1911 hasta 1976, exceptuando un breve paréntesis durante la Guerra Civil. Paseando por la masía uno puede, prácticamente sin darse cuenta, hacer un viaje por la trayectoria personal y creativa de Joan Miró. Mas Miró es escenario de algunos de los momentos vitales y artísticos más importantes del pintor, como la muerte de su padre en 1926 o su iniciación en la escultura pocos años después. Prácticamente todo se conserva tal y como lo dejó el artista. Esto es de una importancia capital, ya que aún en vida Joan Miró manifestó su inquietud sobre el futuro de Mas Miró, en gran parte debido a la construcción de la primera carretera muy cerca de la masía. Miró, hablando del futuro de sus espacios vitales, dejó escrito: «Ante la incógnita de lo que sucederá con Mas Miró, el taller de Son Abrines y el taller de Son Boter, con la caseta que tiene al lado, considero de una importancia capital disponerlo todo resaltando no solo sus valores humanos, sino también los objetos y cosas que tan profundamente han marcado mi trabajo. Una parte documental con grandes fotos de paisajes de estos lugares y muebles familiares o que me hayan servido de punto de partida serían elementos muy explicativos».[ii]

Miró clavó sus pies en la tierra de Mont-roig y comparó sus raíces con las de los árboles que allí contemplaba: «En la tierra de Mont-roig hay las raíces de esos dos árboles capitales de allí: el algarrobo y el olivo. Para mí, las raíces del algarrobo son como mis pies, que se adentran en la tierra, y este contacto me da una fuerza enorme. También admiro ese signo de vitalidad que tiene el algarrobo, pues nunca pierde las hojas […]».[iii]

El arraigo al paisaje de Mont-roig primero, y posteriormente al de Mallorca, donde se acabará estableciendo definitivamente en los años cincuenta, fue determinante en su obra y en su lenguaje. Otro Joan, Brossa, dijo que el paisaje es un estado de ánimo, y el tiempo, un desdoblamiento de la historia. Podríamos ver un desdoblamiento parecido en Miró en su masía y taller de Mont-roig, en su casa y taller en Palma. Arraigos familiares y esencias de la tierra. Mont-roig, la tierra. Mallorca, la poesía y la luz.

Gran cantidad de lienzos de Miró de esta primera época representan paisajes de Mont-roig. El visitante de la Fundació Joan Miró puede contemplar algunos en sus salas de la colección. Paisaje de Mont-roig (1914) es una de las primeras obras conocidas y su primer paisaje catalogado, donde plasma la silueta puntiaguda de las montañas que tanto le impresionan. Otro lienzo, Mont-roig, la iglesia y el pueblo (1919) es la vista del pueblo desde el primer puente, y si uno acude al lugar exacto donde fue dibujada descubrirá que casi cien años después se conserva prácticamente igual. También Playa de Mont-roig (1916), hasta donde el pintor bajaba desde la masía por el barranco de La Pixerota a recoger objetos y elementos naturales que le servían de inspiración.

Mont-roig, la iglesia y el pueblo, 1919. Óleo sobre tela. Fundació Joan Miró, Barcelona © Successió Miró, 2018

Paisaje de Mont-roig, 1914. Óleo sobre cartón. Fundació Joan Miró, Barcelona. Depósito de la Gallery K. AG © Successió Miró, 2018

El paisaje de Miró se conserva inalterable y atemporal. Prácticamente nada ha cambiado. Los árboles y cultivos parecen querer imitar los cuadros de Miró, donde plasma su amor por esta tierra y su silencio. Silencio solo roto por la autovía que mutila una parte del paisaje cercano a una masía salvada in extremis, condenada por el progreso. La construcción de tres infraestructuras diferentes supuso una agresión intolerable al espacio más íntimo y vital que Joan Miró nos legó. Mas Miró no es solo la masía y el taller del pintor, sino también su entorno inmediato, una atmósfera y un paisaje, rodeados de diez hectáreas de tierras que hoy de nuevo vuelven a ser labradas. La realidad de Miró perdura en la masía. En la sombra de los eucaliptus, en el silencio de sus habitaciones, en la expresión de los grafitis y las manchas de pintura en el suelo del taller, en la tierra labrada que rodea la casa y que ahora vuelve a germinar, en el color de las montañas, pero sobre todo en el azul del cielo que en los días claros recorta la fachada de la masía imitando el cuadro que la hizo célebre. Y aún se puede pasear por los campos de algarrobos, bajar hasta la playa de La Pixerota o subir hasta La Roca y contemplar Sant Ramon en equilibrio tal y como la vio y plasmó Miró. Eso hace que, a pesar de todo, todavía nos podamos imaginar la cotidianidad de Miró contemplando absorto la naturaleza, un pequeño insecto, la puesta de sol desde la torre de la masía, los sonidos de la vida del campo, el silencio de las noches.

Ermita de La Roca y Sant Ramon © Joaquim Corts

La preocupación de Miró por el futuro de la masía encuentra respuesta ahora. La Fundació Mas Miró quiere recoger su espíritu y adoptar su vínculo con la tierra con carácter moderno. Por ello, el proyecto de recuperación de Mas Miró no se centra únicamente en rehabilitar la casa y el taller, sino que se integran en el discurso tanto las tierras que lo rodean como el paisaje que le inspiró. Hay que escuchar el grito de la tierra y ligarse a ella, dijo Miró. Con este objetivo se ha iniciado una línea de responsabilidad social en clave de sostenibilidad que comienza con la recuperación de las tierras de labranza y su cultivo ecológico, así como un replanteamiento del itinerario por los diferentes puntos como una prolongación de la visita y la reflexión sobre la relación de Miró con Mont-roig.

El paisaje de Mas Miró en la actualidad © de la autora y Fundació Mas Miró, 2018

Este mes de abril, una parte de Mas Miró se abrirá al público. Un punto de partida, la semilla de un proyecto que enraíza en el paisaje de Mont-roig y de cuyas raíces nacerá una nueva vida para la masía. El origen de la inspiración y creación de Miró al alcance de todos, y donde poder entender y experimentar los valores intangibles que Miró deseaba transmitir. Porque es dentro de las actitudes humanas que toda obra de arte tiene raíces.[iv]

He mirat, simplement (Joan Perucho a Roses, diables i somriures)
El cavaller somriu a flor d’aigua entre l’ombra misteriosa de l’eucaliptus i el cant dels grills al capvespre, mentre la masia, com un vaixell, penetra poc a poc vers la nit, vers la memòria nocturna i errant dels difunts.

* Simplemente, he mirado (Joan Perucho en Rosas, diablos y sonrisas)
El caballero sonríe a flor de agua entre la sombra misteriosa del eucalipto y el canto de los grillos al anochecer, mientras la masía, como un barco, penetra paulatinamente en la noche, en la memoria nocturna y errante de los difuntos.

Edición: Bernat Pujadas

[i] Gasch, Sebastià. «Joan Miró a Mont-roig». Mirador. Barcelona, 8 de octubre de 1931.

[ii] Carta de Joan Miró a Josep Lluís Sert, Mont-roig, 1 de octubre de 1968. Publicada en Juncosa Vecchierini, P. (ed.). Miró y Sert en sus propias palabras. Correspondencia 1937-1980. Editorial Cendeac i Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca, Murcia, 2009.

[iii] Declaraciones de Miró en el documental D’un roig encès: Miró i Mont-roig (1979).

[iv] Universitat de Barcelona. Acte inaugural del curs 1979-1980: Joan Miró, Frederic Mompou, Pierre Vilar, Doctors Honoris Causa. Barcelona: Universitat de Barcelona. 2 de octubre.

 

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